El amor propio como brújula de tu desarrollo personal.
Oscar Wilde decía que «amarse a uno mismo es el comienzo de una aventura que dura de por vida». Pero, ¿por dónde empezamos? El amor propio va más allá de los auto likes en Instagram, sonreír frente al espejo o darte algún que otro capricho. Se trata de aceptar lo que no puedes cambiar y centrarte en aquello que sí puedes. Reescribir el pasado, por ejemplo, no es posible. Es lo que fuimos y nos hace ser quienes somos. Sácale el lado bueno, acepta dónde estás ahora y el camino recorrido. El siguiente paso será fijar metas para convertirte en tu mejor versión.
La pregunta es: ¿el optimista nace o se hace? Según la psicología positiva, nace, se hace y se aprende. Se calcula que un 30% del optimismo parte de una predisposición genética. El 70% restante depende de nosotros y nuestro entorno. Después de todo, hablamos de un rasgo de la personalidad. Puede que tu compañera María sea un sol y levante el ánimo de todos con su mera presencia. Pero tú también tienes tus propias cualidades únicas y distintivas. Siéntete agradecido por lo que tienes y práctica el reconocimiento positivo con tus amigos y compañeros. Verás que recibes mucho más a cambio. Para empezar: la hormona de la felicidad o la dopamina. En definitiva, una actitud positiva es sinónimo de amor propio y alegría. Pero, ¿cómo podemos ser verdaderamente felices?
Trabaja en tu felicidad
Una vez te aceptes a ti mismo, puedes cambiar. Curiosa paradoja. La confianza en uno mismo ayuda a desarrollar nuevos talentos y te acerca cada vez más a tu mejor versión. Es importante no confundirla con términos como la autoestima o la autoeficacia. La autoconfianza es la seguridad que tenemos sobre nuestras propias habilidades, juicios y capacidades. Es creer en el poder infinito que tenemos, mirar al miedo a los ojos y hacerle frente. Si crees que puedes cerrar el trato con ese cliente top, existe la posibilidad, por remota que sea, de conseguirlo. Si no te ves capaz y no lo intentas, el fracaso está garantizado. Puede que creer en ti mismo no te convierta en el mejor por arte de magia, pero te aportará esa chispa de valentía que necesitas para perseguir tu felicidad.
Cultura empresarial positiva: clave para la felicidad laboral
Se calcula que pasamos dos tercios de nuestro tiempo trabajando. 225 días al año. ¡Más de 1 800 horas! Ante estos datos, destacar la necesidad de trabajar en la felicidad laboral para ser plenamente felices cobra sentido. ¿No crees? No obstante, la VIII encuesta de Adecco sobre la felicidad en el trabajo revela que 1 de cada 4 empleados españoles no son felices en su vida laboral; datos devastadores para la productividad, eficiencia, así como captación y retención de talento de las empresas. Adoptar una cultura empresarial positiva es la base del clima laboral sano y satisfactorio. Para ello, hay que tener en cuenta los siguientes 4 factores:
1. La gestión por valores
Una vez los empleados aceptan la misión y visión corporativa como propias, se crea un compromiso. Hablamos de una clara conexión emocional y racional hacia la empresa, con una búsqueda continua del bien mutuo. Para ello, es importante comprender lo que esta representa y los valores que la definen. En este sentido, RR. HH. puede echar una mano a través del Employer Branding. Al fin y al cabo, los valores solo tienen sentido cuando están vinculados a acciones. Digamos que tu empresa se siente comprometida con la justicia y el respeto. Entonces, esto también debería verse reflejado en cómo se trata a los empleados. A saber, en la evaluación anual.
Los empleados que reconocen los valores corporativos en su día a día mostrarán un mayor compromiso y entusiasmo por su trabajo. Esta pasión se traduce en felicidad y positividad; factores altamente contagiosos entre los compañeros, los clientes finales y el entorno personal. Moraleja: apuesta por la honestidad, la transparencia y la comunicación tanto interna como externa.
2. El sentido de la pertenencia
En el entorno laboral actual, en ocasiones olvidamos que las personas, como seres sociales que somos, necesitamos sentirnos conectados. Puede que las charlas frente a la máquina de café sean cosa del pasado, pero existen otras buenas alternativas virtuales. Un «¿Cómo estás?» de un compañero, un gerente o un empleado de RR. HH. demuestra una preocupación legítima por los tuyos. Ahí es cuando todos «nos ponemos la camiseta».
¿Sabías que la sensación de conexión social activa la hormona de la felicidad, la oxitocina, y contribuye a la buena salud? De hecho, el engagement que desprenden los empleados comprometidos contagia una actitud positiva y fomenta el buen ambiente laboral. En pocas palabras: todos salimos ganando.
3. El reconocimiento laboral
La importancia de recompensar a los empleados parece evidente a la par que sencilla. Pero nada más lejos de la realidad. Es un estudio de Deloitte en el que se sondea la vinculación entre las recompensas y los objetivos de las empresas, solo el 48% de los encuestados consideró que ambos estaban previamente alineados. Ante los progresivos esfuerzos de las empresas por motivar a sus empleados, la consultora promueve una visión más amplia de los incentivos. Así, no solo hablamos de dinero, sino también de programas de salud, formación, cheques gourmet, viajes u otros servicios.
En definitiva, considerar el gasto en capital humano como una inversión cada vez cobra más sentido. Y las recompensas no son una excepción. Según una reciente investigación de Survey Monkey y Bonusly, 2 de cada 3 empleados que se sienten valorados en su trabajo no suelen buscar un nuevo puesto en un plazo de 3 a 6 meses.
¿Cómo reconocer a tus empleados?
Dejemos que la investigación de Deloitte sobre el reconocimiento laboral nos haga de guía. Al parecer, las personas suelen diferir en “cómo” quieren ser reconocidas, “por qué” y “por quién”. A partir de este estudio, Deloitte traza un mapa con los tipos de química empresarial y determina qué incentivos encajan con cada modelo de trabajo. Los resultados son los siguientes:
- 3 de cada 4 empleados se sienten satisfechos con un simple “gracias” en respuesta a su esfuerzo cotidiano.
- La mayoría de las personas prefiere el reconocimiento privado o compartido con un grupo reducido de personas en lugar del amplio colectivo.
- Aunque el logro sea importante, el dinero no lo es todo. En todos los niveles organizativos, generaciones, géneros y modelos de trabajo, las oportunidades de crecimiento son el reconocimiento más valorado (especialmente por millennials).
4. La cultura del feedback
Sin duda, ¡la mejor política donde las haya! La comunicación abierta es la clave de una cultura empresarial positiva. El feedback, tanto en forma de crítica constructiva como elogio, es la gasolina del empleado para seguir progresando. ¿Cómo puede mejorar tu plantilla si desconoce sus puntos fuertes y débiles? No se trata de “pillarles” haciendo las cosas bien o mal, o de mandar un simple email, sino de una comunicación bidireccional. Hay empleados que pueden sentirse cohibidos a la hora de expresar ideas u opiniones. Generar un ambiente de confianza y comodidad es, probablemente, uno de los mayores desafíos para la empresa. Pero, una vez lo consigas, todos en tu empresa estarán a un paso de alcanzar su mayor potencial.
La felicidad está en tus manos
¡Ojo al dato! Solo el 10% de tu felicidad depende de las circunstancias. El 50% es cuestión de tu ADN y el 40% restante depende de ti. Entonces, ¿a qué estás esperando? Dicen que el mundo es de los valientes. Echa un ojo a la lista de imprescindibles de la mentalidad positiva y atrévete a quererte.